29 de abril de 2022

DISTONÍA FOCAL DEL MÚSICO, LA ENFERMEDAD SILENCIOSA

Parece increíble que un trozo de metal, de madera o un hueso pueda convertirse en un instrumento con el que se emiten sonidos que tienen el poder de provocar en nosotros todo tipo de emociones, sentimientos, transportarnos a tiempos y situaciones del pasado… Por ello, a nivel popular, la música es sinónimo de ocio y bienestar. Sin embargo, en ocasiones, para la persona que toca un instrumento, este puede convertirse en fuente de malestar, puesto que, en contra de lo que parece, tocar es una tarea compleja y conlleva demandas tanto físicas como psicológicas.

                                              









 

        Schumann y su esposa, Clara, 1847

Dentro de los problemas que pueden mermar la salud del músico, fruto de su actividad musical, está la distonía focal, que, afectando a un buen número de estudiantes y profesionales de la música, sin embargo es una patología de la cual no se habla, una enfermedad silenciosa...

La distonía focal es un trastorno que puede dificultar o acabar con los estudios o la trayectoria profesional de un músico, ya que provoca una contracción sostenida e involuntaria de los músculos de una zona concreta, debido a las prolongadas horas de práctica repetitiva con el instrumento, causando en el control motor una pérdida de coordinación para una habilidad, que provoca dolor. Esto sucede entre los músculos agonistas (músculo que se contrae para producir un movimiento específico) y antagonistas (a medida que el músculo agonista se contrae, el antagonista se relaja, ayudando a controlar y regular el movimiento del primero) que causan movimientos involuntarios y repetitivos, torsiones o posiciones anormales. Se piensa que estas contracciones son debidas a algún problema en la capacidad del cuerpo en procesar sustancias químicas que ayudan a los neurotransmisores del cerebro a comunicarse entre sí. Curiosamente, este trastorno se presenta únicamente al hacer una tarea específica -como tocar un instrumento musical- pero no en acciones que implican los mismos movimientos en otras actividades. Esto indica que el trastorno aparece dentro de un control motor sano que actúa de manera normal, pero que la “conexión” se interrumpe cuando el cerebro debe codificar la información, debido a algún factor de riesgo. Precisamente, por ese motivo se cree que la distonía se puede desarrollar por factores psicológicos del propio músico, además de los asociados al desempeño del trabajo o estudio.

Las primeras publicaciones sobre los problemas de salud de los músicos se remontan al siglo XVIII. Uno de los primeros casos fue el de Robert Schumann, cuya enfermedad le obligó a interrumpir su carrera musical como pianista y convertirse en compositor. Posteriormente, en 1981, los virtuosos pianistas estadounidenses L. Fleisher y G. Graffman sufrieron también distonía focal del músico. Aunque ningún tratamiento clínico los ayudó a curarse al cien por cien, su ejemplo contribuyó a visualizar un mal envuelto en el secretismo. A partir de esta época empezó a crecer el interés médico y las publicaciones referidas a las afecciones de artistas. Actualmente, el término más aceptado para las lesiones relacionadas con la música es el de trastornos musculoesqueléticos (PRMD, por sus siglas en inglés).

                    

El concepto de los trastornos musculoesqueléticos es cualquier dolor, debilidad, falta de control, entumecimiento, hormigueo u otros síntomas que interfieran con la capacidad para tocar su instrumento en el nivel al que se está acostumbrado. Los músicos están sujetos al desarrollo de PRMD, especialmente los intérpretes de cuerda. La tasa de prevalencia es muy alta, situándose entre 44% y el 90%. Esto puede estar asociado a factores intrínsecos como la edad ( a menudo es diagnosticada en personas que están entre los 30 y los 40 años), el sexo (más en hombres que en mujeres), las características personales, o pueden ser extrínsecos como la forma del instrumento, el entorno laboral de cada músico, etc.

De cualquier forma, debemos señalar que, hoy en día, diferentes profesionales dentro y fuera de la medicina, comparten diagnóstico de la distonía focal, pero lo atribuyen a diferentes causas, de ahí las diversas formas de afrontar la curación.


CLASIFICACIÓN DE LA DISTONÍA

La distonía se puede clasificar en primaria y secundaria.


- Distonía primaria. No tiene ningún tipo de conexión con otras enfermedades o lesiones; algunos casos parecen ser heredados. Se caracteriza por un problema motor que se manifiesta con dificultades en una tarea específica.

Un grupo especial dentro de la distonía primaria sería la distonía focal de la tarea, que afecta a los músicos y se desencadena por la actividad motora repetitiva, relacionada con la actividad profesional y las tareas específicas de cada persona en su instrumento.

A pesar de la nebulosa que rodea a la distonía, varios estudios calculan que hay al menos un 1% de músicos con el síndrome reconocido. Y que existen muchos más que lo esconden o ni siquiera lo saben.

Para entender esta alteración es importante saber que en condiciones normales el cerebro tiene una serie de funciones adaptativas importantes- como el aprendizaje y la memoria- que le permiten ir cambiando en respuesta de la experiencia y de la práctica. Por otro lado, la plasticidad cerebral se refiere al sistema nervioso y su capacidad para cambiar el funcionamiento y la estructura a lo largo de su vida, refiriéndose estos cambios sobre los diferentes niveles del sistema nervioso. Sin embargo, en algunos casos esta plasticidad puede producir resultados patológicos e inadaptados. Un trastorno neurológico de este tipo es precisamente la distonía focal de la tarea que representa uno de estos casos de plasticidad inadaptada.

Este tipo de distonía focal se caracteriza por la pérdida del control motor fino a causa de las contracciones involuntarias durante una tarea repetitiva en particularEsta pérdida de control se manifiesta solo durante una actividad concreta, como al tocar un instrumento musical o con la escritura a mano, y causa el desarrollo de una pérdida indolora de coordinación específica para esa habilidad.

El control motor fino es la coordinación de músculos, nervios y huesos para producir movimientos pequeños y de forma precisa. Estos movimientos se repiten de forma habitual a la hora de tocar un instrumento. Precisamente, debido a las prolongadas horas de práctica y ejercicios que están relacionados con el uso del control motor fino y asociado con los requisitos típicos que conllevan el aprendizaje musical (el aprendizaje y la memoria también son fundamentales), una importante proporción de músicos está muy expuesta a tener este tipo de distonías. Tengamos en cuenta que los músicos profesionales llegan a acumular más de 10.000 horas de práctica antes del inicio de los síntomas.

Si bien el deterioro se manifiesta, como ya hemos dicho, durante una sola tarea, su impacto es considerable para el músico, ya que se presenta con la pérdida del control motor voluntario a la hora de querer tocar el instrumento y, además, suele repercutir también en su psicología, aumentando la ansiedad, la frustración...

-  La distonía secundaria o adquirida es el resultado de daños por factores ambientales o enfermedades que afecten al ganglio basal.


CAUSAS DE LA DISTONÍA EN EL MÚSICO

Las últimas investigaciones apuntan que los orígenes de la distonía focal de la tarea están dentro de un mecanismo normal en un sistema motor sano. El problema ocurre cuando, al codificar y representar la información que le llega al cerebro, la conexión se interrumpe debido a varios factores de riesgo. Los factores de riesgo pueden implicar que el control motor sea vulnerable sobre todos los mecanismos específicos implicados.

A menudo es diagnosticada en personas que están entre los 30 y los 40 años.

1.Factores genéticos

Estos factores podrían influir en una amplia gama de procesos, desde el control de la plasticidad hasta la determinación de rasgos de personalidad o habilidad musical.

Diversos estudios plantean como predisposición el género (suele afectar más a los hombres que a las mujeres), el historial familiar de distonías, los antecedentes musculoesqueléticos o los rasgos obsesivos en la personalidad. Sin embargo, la forma en que esos factores genéticos contribuyen al riesgo de un individuo queda por determinar.

2. Factores de riesgo ambientales

La incidencia de esta afección neurológica varía según el instrumento, el tipo de música, el trabajo que se desempeñe y la autoexigencia de cada persona en la interpretación. Por ejemplo, se observa que los solistas con mayor requerimiento de destreza en la ejecución son los más afectados en comparación con los que forman parte de una orquesta sin requerimientos tan altos ni niveles de competición y estrés tan elevados.

Los factores de riesgos ambientales:

El instrumento.

Los instrumentos y su ergonomía influyen a la hora de poder desarrollar trastornos musculoesqueléticos. El cambio de instrumento por otro de mayor tamaño o de teclas más duras o blandas puede ser origen de un problema, pues si a veces una habilidad puede acostumbrarse a estos cambios haciendo una compensación neuronal, en otras ocasiones, si no se puede acomodar, se estarían sobrepasando los límites de esa habilidad; por tanto, esta incapacidad causaría el que no hubiera una buena compensación y dejara de haber un rendimiento efectivo en las habilidades.

También debemos considerar que ocasionalmente, los riesgos que nos aporta la tarea y el instrumento son independientes como se puede observar en la incidencia de distonía respecto a los pianistas clásicos y los pianistas de jazz: siendo el mismo instrumento, las incidencias de los pianistas clásicos son mayores.

Las manifestaciones más comunes de distonía focal en los pianistas involucran la flexión del dedo meñique y el anular en la mano derecha Estos síntomas de los dedos incluyen movimientos anormales e involuntarios como la flexión de dedos, temblor o pérdida de control.

Las incidencias de distonía aumentan, por ejemplo, a medida que el tamaño del instrumento de cuerdas disminuye, sugiriendo que las herramientas que requieren una resolución espacial más alta confieren un mayor riesgo de distonía específica de la tarea. Por otra parte, La distonía en músicos, en general, involucra a la mano que exige mayor agudeza espaciotemporal, como ocurre con la mano derecha en los instrumentos de teclas, y la mano izquierda en los instrumentos inclinados.

De cualquier forma, debemos aclarar que un instrumento no es el único causante para el desarrollo de la distonía focal, ni tampoco esencial para esta se pueda desarrollar.

El estilo musical.

Se ha comprobado que dependiendo del tipo de música que se interprete y los movimientos que implica en los instrumentos, se favorece o no la distonía. Así, en los músicos clásicos, sometidos al requisito de los parámetros temporales y espaciales definidos por la partitura, son mayores las incidencias de distonía que en los intérpretes de jazz, donde hay una mayor libertad interpretativa.

3. Factores psicológicos del propio músico

Los músicos afectados por distonía en comparación con los no afectados, son seis veces más propensos a exhibir ansiedad elevada, perfeccionismo y evidencia de estrés, estando presentes esas características antes de la aparición de este trastorno..

4. La forma de estudiar

Antes de acometer este apartado, debemos señalar la importancia de unos adecuados planes de estudio musicales, adaptados a la edad del alumno, contemplando el aspecto físico y psíquico, ya que la madurez es un hecho individual. Por otra parte, la preparación del profesorado a la hora de impartir la docencia es fundamental, no solo desde el punto estrictamente musical sino también en lo que a las cuestiones de salud física y emocional se refiere. Como veremos, trabajar la postura, la respiración, los estiramientos, el tiempo de trabajo, cómo solventar los obstáculos...reducirán posibles dolencias en determinadas partes del cuerpo, sentimientos de fracaso o de culpabilidad, precoz abandono del estudio...

La distonía específica de la tarea afecta al rendimiento de las habilidades altamente ensayadas, como las tareas que se han realizado repetitivamente durante muchas horas. Los músicos profesionales llegan a acumular más de 10.000 horas de práctica antes del inicio de los síntomas. Por tanto, los grupos de más riesgo se caracterizan por los requisitos muy elevados de precisión en las tareas y por las habilidades motoras ensayadas de forma repetitiva.

Es común que un músico tenga que estudiar de forma individual, enseñar y a su vez actuar. A veces, la presión que sienten y la ansiedad de estar en un entorno laboral competitivo hace que las posturas a la hora de tocar no sean del todo ergonómicas, y esto afecta claramente a la movilidad que se le permita a la articulación, así como también a la estabilidad de la misma, hecho que repercute directamente en la ejecución del movimiento.

Como consecuencia del gran esfuerzo que hace el instrumentista por lograr la perfección, puede desarrollar alguna enfermedad musculoesquelética, problemas auditivos o relacionados con el estrés que podrían comprometer su capacidad para seguir tocando de forma habitual y con una buena ergonomía. Estas alteraciones pueden ser leves, como la fatiga, o pueden llegar a desarrollar la distonía focal. La ansiedad por esta perfección, el miedo a fracasar o la excesiva autoexigencia conllevarían en muchos casos, a ensayos de duración excesiva, fatiga y dolores que provocarían aún más estrés.

En cuanto al método para estudiar una obra, si se aborda una pieza tocándola de principio a fin, basándose en la práctica repetitiva de secuencias muy largas de movimiento, esto se traduce en secuencias motoras muy largas que se automatizan. La parte positiva es que esto puede mejorar el rendimiento en cuanto al tiempo de aprendizaje se refiere, pero acaba teniendo muchos inconvenientes, ya que estas secuencias tan largas implican que todo ese estudio solo sirva para una única pieza y no se pueda extrapolar a otras. Estas habilidades suelen estar caracterizadas por el automatismo y en consecuencia hay poco control consciente de esos movimientos.

En las habilidades que se han aprendido de forma automatizada se limita el acceso a subcomponentes, esto significa que si el aprendizaje se basa en la repetición de una pieza tocándola de inicio a fin llegará un momento en el que se podrá tocar toda la pieza sin problemas, pero no se es capaz de empezar desde cualquier otro compás, o se habrá memorizado de forma que cambiar un único dedo suponga perderse y tener que volver a empezar desde el inicio. Es importante destacar que si se automatizan movimientos distónicos el control sobre este movimiento será más pobre, al igual que si repetimos a la hora del aprendizaje el mismo movimiento erróneo este se acabará automatizando, haciendo que sea mucho más difícil la rectificación al movimiento correcto.

El no tener control sobre los movimientos distónicos puede acabar causando frustración en las personas, haciendo que se intente corregir de una forma ineficaz e incluso contraproducente.

Algunos músicos estudian las obras practicando cada sección de la pieza de la misma manera, con el mismo ritmo y la misma digitación, una y otra vez. Estas habilidades que se han ensayado tanto, se convierten en redundantes como secuencias estereotipadas y estas empiezan a dominar el movimiento que se podrá extrapolar a las otras piezas que se quiera estudiar.

Por último, puede haber influencias equivocadas sobre el rendimiento. Relacionar este aspecto enfocándolo en el movimiento de los dedos, y no en las consecuencias del movimiento, es decir, el sonido, empeora el rendimiento. Por este motivo, se observa un deterioro cuando la atención de las personas se centra en los movimientos que debe realizar con los dedos, en lugar de centrarse en el sonido correcto que debería oír.

5. La fatiga.

El dedicar un excesivo número de horas a la práctica instrumental y el no respetar el descanso entre la interpretación de las obras, se traduce en un cansancio físico y mental y, en consecuencia, un menor rendimiento y ser candidato a una posible dolencia. Es importante el afrontar el estudio o la interpretación en público habiendo realizado un calentamiento previo, ejercitando los músculos implicados en la ejecución del instrumento, tener una adecuada postura al tocar y realizar respiraciones profundas y controladas que ayudarán a evitar la tensión muscular y tener la mente despierta y sosegada.


SÍNTOMAS TEMPRANOS DE LA DISTONÍA

A menudo comienza de manera silenciosa y casi imperceptible: pequeñas sensaciones de la no cooperación de los dedos, o de leves fugas de aire. También se puede observar mediante la dificultad en algún registro determinado o en ciertos pasajes más técnicos. Al principio se intenta compensar con más práctica hasta que el problema empeora.

J. Farias en su libro Intertwined describe tres etapas diferentes de la distonía focal:

  . La primera es un cambio en nuestra percepción de nuestro cuerpo y de los movimientos.

  . La segunda, encontramos el desarrollo de temblores rápidos.

  . La tercera, los espasmos musculares. Aparece la sensación de falta de control al tocar, sobre todo a la hora de querer tocar fluido algún pasaje, característica muy habitual en la interpretación.

                                  J. Fabra: Distonía focal en pianistas. 




 REPERCUSIONES DE LA DISTONÍA FOCAL

Esta afección influye directamente en diferentes aspectos de la vida de quien la padece.

 Repercusión laboral

La calidad de vida de los afectados sufre un gran impacto: en muchos casos puede terminar con sus carreras profesionales, y en otros, pierden alguna habilidad a la hora de tocar conservando todas las demás habilidades. Como asegura el doctor Rosset Llobet: En el estigma de la distonía entre los músicos hay consenso: en el deporte se asocia la alta exigencia a las lesiones, pero no es así en la música. Cualquier lesión es un tabú porque se asocia a una mala técnica. (3 )

Solo alrededor del 50% de los pacientes conservan su puesto de trabajo o siguen con sus estudios, aunque de manera frustrante, conscientes de un “incapacidad” .

Repercusión psicológica

Aunque se habla de la distonía focal como una condición neurológica más que psicológica, como hace un siglo se pensaba, algunos sí que creen que la psicología es al menos parte de su causa principal. A veces comienza después de un evento estresante en la vida o durante un periodo de mucho estrés. Tener distonía y tener que ponerse frente a un público cuando no se está seguro de poder controlar todos los movimientos puede provocar que surja una ansiedad mucho más desmesurada, incluso para aquellas personas que nunca han tenido problema para salir a un escenario. Además, perder algo de la vida que te apasiona puede traer frustración, depresión, tristeza e incluso angustia. A pesar de que hace tiempo no se podía ofrecer ningún tipo de cura, con el tiempo han empezado a surgir posibles tratamientos o mejorías en cuanto a la prevención.

Joaquín Fabra dice al respecto que: El trastorno posee un fortísimo contenido emocional que obliga al terapeuta a educar al paciente desde un punto de vista psicológico para que pueda percibir rasgos de actividad mental inconsciente que son los detonantes de la tensión y afrontarlos adecuadamente en ese nivel. En definitiva se trata de un trabajo introspectivo, de autoconocimiento al que la inmensa mayoría no están en absoluto acostumbrados. Si a esto le añades qué tremendo desgaste emocional sufren estos músicos antes de acudir a mí, ya te forjas una idea del inmenso trabajo que tienen que realizar para que su mente acepte trabajar en un mundo hasta ahora para ellos invisible que hay que hacerlo visible para debilitarlo.

PREVENCIÓN

La disfonía focal no aparece de repente a causa de hacer algo mal, por tanto, debemos adoptar hábitos saludables en nuestra práctica musical:

- Tener conciencia de que tocar un instrumento conlleva un importante trabajo físico y psíquico que debe compensarse. Evitar las horas excesivas de trabajo haciendo los descansos necesarios; por tanto, no forzaremos el estudio cuando se esté fatigado o después de una lesión.

- Mantener una buena rutina de trabajo: calentamiento, enfriamiento, pausas de 5 minutos cada 25 o 30. No forzar el estudio cuando se esté fatigado a lesionado.

Antes de practicar el instrumento, se debe relajar con un ejercicio previo de estiramiento todo el cuerpo, sobre todo, las extremidades que abarcan el instrumento musical: brazos, manos, dedos, piernas, labios, etc.

El saxofonista Colombiano, Álvaro Rodríguez señala: Así como los deportistas deben tonificar y fortalecer sus músculos, los músicos debemos hacer lo mismo ya que la exigencia de dominar cualquier instrumento precisa de 4 a 6 horas de estudio al día. En mi caso, las múltiples presentaciones, el estrés antes de subir al escenario, y la falta de ejercicios de estiramiento y calentamiento, generaron la aparición de movimientos involuntarios que hicieron que perdiera el control abdominal. Posteriormente la fuerza de la embocadura y las comisuras de los labios se abren y el aire sale interrumpiendo la melodía, todos estos síntomas me llevaron a padecer distonía focal.

                            Historia de lucha y superación de Álvaro Rdguez:          

                                         


- Practicar antes y durante la interpretación, la respiración profunda.

- Priorizar el colocarse de forma ergonómica a la hora de practicar para minimizar la tensión muscular.

- Aumentar el tiempo de práctica por etapas y de forma gradual, sobre todo si estamos aprendiendo a tocar un instrumento desconocido.

- No obsesionarse en las cosas que no salen, buscar alternativas, trabajar por partes, introducir variaciones. Según Fabra, la distonía es la consecuencia de manejar el cuerpo en tensión, porque hay un componente emocional negativo implicado en la acción. El músico interpreta que hay una amenaza para él, se genera un cuadro de miedo o estrés y el cuerpo reacciona (...)Se dice que es una dolencia propia de perfeccionistas. Yo digo lo contrario: es propio del imperfeccionismo, aquel que se preocupa por fallar, que se involucra emocionalmente con la idea de fallar. Es entonces cuando el músico pierde interés por el éxito y se centra en el fracaso. Una tendencia autodestructiva.

- Centrarse en el sistema del control motor, reducir el riesgo de distonía y fomentar los planes de prácticas que enfaticen la flexibilidad en el rendimiento motor teniendo unas rutinas sanas de práctica, por ejemplo:

. En los conservatorios los pianistas podrían practicar con pianos con teclas de diferentes pesos.

Evitar los movimientos repetitivos, practicando diferentes versiones de las secciones difíciles e ir variando la velocidad, la fuerza de las notas y de las frases para así liberar la presión que se produce si siempre se hace de una sola forma. Rosset Llobet cree que la lesión tiene que ver con la práctica y el refinamiento del estudio: Cuanto más virtuoso, perfeccionista y rígido sea el intérprete, más fácil es que aparezca la distonía. En la música el aprendizaje se basa en la repetición, por tanto la propia práctica instrumental acerca a la distonía.

. Interpretar piezas fuera del programa de estudios, que nos agraden especialmente, ya que contribuirán a la relajación y bienestar general.

Utilizar la práctica mental y la respiración profunda y controlada.

Estas técnicas pueden consolidar las conexiones de nivel intermedio y reducir el desarrollo de una representación rígida, con la finalidad de facilitar la flexibilidad cuando se requieren cambios en los parámetros de la tarea.

- Si aparece tensión, rigidez o dificultad no justificable, acudir inmediatamente con un especialista.

- Es necesario que las orquestas y las bandas de música cuenten con especialistas  para prevenir estos trastornos. En cuanto a escuelas de músicas y conservatorios debería existir una asignatura específica sobre conocimiento del cuerpo y prevención de enfermedades asociadas a la práctica instrumental. Al igual que en los centros educativos de primaria y secundaria existe un Departamento de Orientación, en conservatorios y escuelas de música debería existir un Departamento dedicado a evitar las dolencias físicas derivadas de la práctica instrumental.

RECUPERARSE DE LA DISTONÍA FOCAL

La recuperación es a largo plazo y en algunos casos no se logra. Sin embargo, la experiencia del músico Joaquín Fabra, buen conocedor del Síndrome Distónico ya que lo padeció durante siete años, es toda una referencia en el tratamiento protocolarizado en la Distonía Focal para músicos, y un magnífico ejemplo de que se puede superar esta enfermedad.

Las opciones de tratamientos pueden incluir medicamentos orales, inyecciones de toxina Botulinum o de Botox... pero solo tratan los síntomas y no la causa.

Hoy en día hay investigadores que creen que se puede superar la distonía focal con métodos que no impliquen fármacos. Para algunos, la sintomatología desaparece simplemente revisando la técnica, mejorando la ergonomía o la postura del cuerpo.

Cuando se calma el sistema nervioso o cuando se libera la tensión tanto corporal como mental, se produce una relajación de la musculatura, menor rigidez articular y mayor movilidad de la extremidad. Para conseguirlo, se podría considerar la rehabilitación fisioterapéutica de la distonía ya que se encarga de fortalecer la musculatura, la liberación de la tensión y el reentrenamiento del cerebro, aspectos claves que podrían influir en la recuperación de la sintomatología.

Joaquín Fabra se decanta por la terapia de reconstrucción emocional y sensoriomotora, en la que lo fundamental es eliminar el detonante de la tensión que experimenta el paciente. Se trata de una terapia holística basada en la interacción mente-cuerpo o sistema emocional-instintivo.

La reeducación del cerebro (neuroplasticidad) es actualmente muy popular, aunque hay muchas maneras diferentes de hacerlo, en parte, porque el cerebro de cada persona es diferente. Joaquín Farias, en su libro Limitless, propone nuevas terapias de movimiento que depende de la neuroplasticidad, que puede ayudar a la rehabilitación. Trabajar el tempo y la agrupación de notas, esto consiste en tocar en un tempo tan lento que no desencadena los movimientos distónicos. Esta práctica consiste en coger un pequeño grupo de notas que el cerebro ha aprendido y tocarlo una sola vez. Práctica que puede ayudar a cualquier persona, con distonía o no, a tocar más rápidamente.

Cabe añadir que es importante saber qué está haciendo nuestro cuerpo. Para ello, se pueden usar espejos o dispositivos de grabación para poder controlar la actividad muscular o cerebral para ayudar a cambiar los patrones distónicos. Además, observar a otros músicos puede ayudar a las personas con distonía focal, gracias a las neuronas espejo que se activan cuando observamos el movimiento de otras personas. Esta es una posible faceta de reentrenamiento para ayudar al cerebro en la rehabilitación de la distonía, ya que las neuronas espejo reflejan el comportamiento o las acciones que se observan.

La psicoterapia también puede proporcionar un apoyo para el músico. A pesar de que todavía no existen los estudios suficientes para determinar la efectividad de la psicoterapia, esta puede ayudar de diferentes maneras, porque los pensamientos sobre nosotros mismos pueden crear una espiral con la distonía focal y el miedo al fracaso, aumentando la sintomatología.

Otros enfoques a la rehabilitación proponen pasar de la música clásica a la música popular o la integrada con la danza.

En general, el reentrenamiento debe estar adaptado a los perfiles de cada persona para tener así un mejor enfoque del tratamiento. Los centros que ofrecen enfoques de terapias combinadas informan mejores resultados que los centros que se basan en una única terapia.

                                 Joaquín Fabra: distonía focal en un violinista



Para concluir, podemos decir que en la etiología de la distonía de cada persona, el factor psicológico tiene un papel muy importante, tanto en la aparición del trastorno como en el intento de superación, de ahí que la mayoría de los autores en la actualidad, coincidan en las ventajas de un enfoque multidisciplinario en su tratamiento, lo que implica la participación de un neurólogo y un fisioterapeuta, además de un abordaje psicoterapeútico.

El estigma y la soledad rodean a esta dolencia tabú en el gremio musical. Es  necesario hablar y promover la investigación de la distonía, así como sus causas y dar a conocer este trastorno a la sociedad en general y a los músicos en particular, para que éstos puedan identificar los posibles síntomas en una fase temprana a su aparición y, sobre todo, para poder prevenirlo lo antes posible, pues como señala Pilar Román, jefa de servicio de rehabilitación del Hospital de Manises, al respecto: mientras los deportistas acuden al especialista cuando tienen un dolor, los músicos lo hacen con lesiones de años y muy cronificadas.

Es fundamental que los centros de enseñanza de música - conservatorios y escuelas de música- bandas y orquestas, cuenten con profesionales que orienten al profesorado, a los estudiantes y profesionales de la música a conocer el funcionamiento de su cuerpo y de sus emociones. para evitar la distonía. Por otra parte, urge revisar los programas de estudio y el sistema de selección del alumnado que accede al estudio de un instrumento.


BIBLIOGRAFÍA:

- Distonía focal: Características principales y prevención como factor clave en músicos profesionales. Cristina Vich María.

- Distonía, la misteriosa enfermedad de los músicos. Arturo Lezcano. el País, 12/05/2018.

-Entrevista a Joaquín Fabra. Revista La terapia del arte.

- Distonía focal del músico. José Eduardo García Pinto

- Trastornos músculo-esqueléticos en músicos profesionales.









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