30 de agosto de 2021

FEDERICO GARCÍA LORCA: EL MÚSICO


Cuando estudiamos la Historia de la Literatura Española, al profesorado que imparte la materia se le olvida, yo diría que lo ignora, que en ocasiones, aquel escritor del que nos da todo tipo de detalles, cultivó la música, tal es el caso del rey Alfonso x, El Sabio o de Federico García Lorca, al que hoy le voy a dedicar este breve espacio.

Animo a todos los que lean este artículo a que investiguen la vida de Federico. Con toda seguridad se encontrarán con muchos aspectos totalmente desconocidos de este importantísimo artista.

Lorca ante su piano en la casa de la Acera del Casino.     

                      Lorca ante su piano en la casa de la Acera del Casino. / Foto: Fundación FGL

Federico GarcÍa Lorca (Granada,1898-1936), es uno de los más importantes escritores de la Generación del 27, así como, uno de los grandes escritores de la historia de la literatura española. Además de dramaturgo, poeta y ensayista, gran aficionado al dibujo y a la pinturas, la música fue para él vital, tanto  en su vida como en su obra.

Federico quiso ser músico antes que literato, de hecho, antes de publicar su primer libro en 1918, Impresiones y paisajes, era un prometedor intérprete y pianista. Con siete años comenzó los estudios musicales. Cuando en 1908 la familia se traslada a vivir a la capital granadina, Federico empieza a estudiar música culta con Antonio Segura Mesa, un compositor de escaso reconocimiento pero que ejerció una notable influencia en el niño. Segura, además de lecciones de armonía y composición le contaba la historia de los grandes músicos, y le decía: Que yo no haya alcanzado las nubes no quiere decir que las nubes no existan. La muerte de su profesor en 1916 y la negativa de su padre a que continuara sus estudios musicales en París truncaron su carrera musical profesional.

Inicialmente, la formación musical académica de Lorca le lleva por las tendencias musicales cultas. Sin embargo, pronto se desarrolla su interés por la música popular, no en vano, ya con ocho años era capaz de recordar un centenar de canciones y romances populares que conoce por boca de sus parientes y de las personas que trabajan en su casa, así como del contacto directo con los campesinos. En esa fascinación por las raíces de la música es clave el periodo en el que aprende guitarra flamenca con dos gitanos de Fuente Vaqueros hacia 1921 y el hecho de haber conocido a Falla un año antes. La relación con el compositor gaditano - según parece, fue el que al ver la valía de Federico para el campo literario, le incitó a que dejara un poco de lado la música para centrarse en la literatura - fue realmente enriquecedora para ambos y para la música de nuestro país. A ellos debemos la recuperación de una de las expresiones artísticas más profundas y originales: el cante jondo. Ambos organizaron en Granada el Concurso del Cante Jondo, en 1922. Este concurso no quería la participación de cantantes profesionales, sino de la gente de los pueblos en pro de escuchar el canto primitivo andaluz.

El contacto con Falla también le impulsó hacia la investigación. Juntos fueron por los pueblos de Andalucía buscando las canciones tradicionales (las canciones no las transcribía en partituras sino que las grababa o las guardaba en su memoria). Sin embargo, aunque intentaron poner en pie cancioneros, finalmente no lo lograron.

Además de sus célebres interpretaciones al piano en reuniones y fiestas de familiares y amigos, de las que dejó buen número de testimonios, Federico grabó con Encarnación López Júlvez, La Argentinita, el disco de Canciones populares. 

A lo largo de su vida, Lorca dictó muchas conferencias. En la titulada Teoría y juego del duende, alude a los términos duende, ángel y musa, inherentes a la condición de artista; En Arquitectura del cante jondo, profundiza sobres las esencias del flamenco y le da importancia a la guitarra.

Pero Lorca traspasó las fronteras nacionales, y así de su viaje a América, desde Nueva York a Buenos Aires, trae a España el son cubano. En Nueva York se interesó por el jazz (practicándolo en el piano) y en Argentina conoció la gran Carlos Gardel.

Federico García Lorca tocando el piano.
 Lorca tocando el piano. / Foto: Fundación FGL

  LORCA Y LA MÚSICA TRADICIONAL

Lorca, como mencionamos con anterioridad, desde su infancia tuvo apego por la música tradicional debido a que en su hogar, su propia familia y las personas del servicio entonaban canciones. Por otra parte, aprovechó los múltiples viajes que llevó a cabo por la geografía española para entrar en contacto con un amplio repertorio y realizar algunos trabajos de campo sobre el terreno. Su estancia en la Residencia de Estudiantes le brindó la posibilidad de conocer musicólogos y manuales que, sin duda, influyeron en este ámbito. De esta manera, desde temprana edad llevó a cabo numerosas investigaciones, algunas de ellas junto al filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal.

Lorca estudió muy a fondo diversos cancioneros, entre ellos:

  -Cancionero de Olmeda, de la provincia de Burgos.

 - Cancionero de Ledesma, de la provincia de Salamanca.

- El Cancionero popular musical español de Felipe Pedrell.

- El Cancionero de Palacio, llamado Cancionero de Barbieri en honor a su descubridor, Francisco Asenjo Barbieri, que lo halló en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

Su conocimiento de la música tradicional quedó reflejado en su obra literaria. Así, por ejemplo, en muchos de sus dramas indicó qué canciones debían interpretarse como parte integrante de su desarrollo. Sin embargo, no fue un conocimiento sistemático y metódico como corresponde a un especialista, sino la adecuada a un artista que buscaba la originalidad, la belleza, aunque no pretenda ser un profesional, pues solo busca el disfrute personal. Federico no transcribía al pentagrama las canciones que oía porque para él, lo valioso era recogerlas en gramófonos para que no se pierdan ese elemento imponderable que hace más que otra cosa su belleza

La música tradicional fue para él un gran estímulo en el que se inspiró. Si unos teóricos apuntan que no creó canciones, otros afirman lo contrario. De cualquier forma, hay acuerdo en lo que respecta a que adaptó muchos textos a melodías ya existentes. En cuanto a los acompañamientos de las canciones que tantas veces interpretó ante familiares, amigos, en reuniones y fiestas, fueron creadas mayoritariamente por él mismo.

Consecuencia de esos trabajos de campo y del amplísimo conocimiento de canciones tradicionales que tenía, es su obra Canciones populares españolas que, junto con Granada, son los únicos testimonios en partitura registrados en la Sociedad de Autores que legó. En el caso de Granada, se trata de una composición propia, mientras que en el caso de Canciones populares españolas estamos ante una armonización sobre melodías que había recopilado (Las morillas de Jaén, Las tres hojas, Anda jaleo, Los cuatro muleros...) y que fueron muy difundidas por diversos medios por España y Latinoamérica.

Las grabaciones (en 1931) - para el sello discográfico La Voz de su Amo- de estas canciones las realizó con la bailaora y cantante La Argentinita que, además de cantar, tocó las castañuelas, mientras que Lorca tocaba el piano.


LAS CANCIONES POPULARES ESPAÑOLAS

Veamos algunas de ellas:

Las tres hojas


Las tres hojas

                                      


Los cuatro muleros. Según el propio Lorca, se trata de una canción que se cantaba en Navidad en el Albaicín.

 

Los cuatro muleros

                                        


En el café de Chinitas

 



Los pelegrinitos, al parecer esta canción está presente en el Romancero de Antequera, aunque es frecuente encontrarla en diferentes lugares de España. El propio Lorca dijo que todavía se cantaba en Granada, aunque había  formas diferentes de hacerlo.

 


Sevillanas del siglo XVIII

 


Las morillas de Jaén, esta canción está presente en el Cancionero de Palacio, del siglo XV. Lorca señaló que la había transcrito y armonizado.



Anda, Jaleo



 Los mozos de Monleón (Ledesma, Cancionero Salmantino)



 

Nana de Sevilla



     MÚSICA Y TEATRO EN LORCA  

   Una interesante aportación de Federico al panorama artístico del país es, lo que él denomina, el final de fiesta.  Aquí se pone de manifiesto su genialidad literaria y musical. Es su labor de investigación lo que le va a permitir recuperar un esquema de las representaciones teatrales del Siglo de Oro, que terminaban con un broche musical del espectáculo. Las canciones populares que había armonizado con el piano cerrarían obras teatrales como Mariana Pineda o La zapatera prodigiosa, y constituyeron un auténtico éxito.  


CANCIONES QUE SON POEMAS DE LORCA:                 

 Fito Páez: Romance de la pena negra                               Cohen, Take this waltz

                                                  


                                            Camarón: La leyenda del tiempo


Antonio Machado: EL CRIMEN FUE EN GRANADA

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

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