29 de enero de 2015

BENEFICIOS DE ESTUDIAR MÚSICA


  LOS BENEFICIOS DE ESTUDIAR MÚSICA
  Desde que el Blog Rincoanda empezó su andadura, en diversas ocasiones hemos dedicado una entrada a hablar de lo beneficiosa que es  la música para el ser humano.
 Hoy les dejo distintos enlaces que hablan de esos beneficios.

  1. Aprender a tocar un instrumento de pequeño ayuda a mejorar nuestra funciones ejecutivas. Hospital Infantil de Boston
  2. La habilidad rítmica está relacionada con el lenguaje. Northwestern University
  3. Puede combatir el déficit de atenciónUniversidad de Graz
  4. Mejora la memoria a largo plazo. Universidad de Texas en Arlington
  5. Cura el tinnitus (molesto pitido continuo relacionado con la pérdida de audición), o al menos lo mejora. Universidad de Münster
  6. La música puede varias profundamente el cerebro. Este artículo lo puedes leer en:
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110817/54201280756/la-musica-puede-variar-profundamente-el-cerebro.html
      
      7.  Recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo. Este artículo lo puedes leer en:

http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2012/07/22/210862.php
        
         8. La música provoca respuestas intensas en enfermos de Alzheimer.Este artículo lo puedes leer en:
http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2011/05/30/200880.php

          9* CINCO BENEFICIOS DE APRENDER MÚSICA,Suzuki

Autor: Eduard Punset 17 marzo 2013," LA MÚSICA SIRVE PARA ALGO Y EL RESTO, PARA CASI NADA".
Es fantástico que la ciencia empiece a estudiar la raigambre social de la música. ¿Hay algo que se pegue más que una buena melodía? Lo único que sabemos a ciencia cierta de ella –y ha estado con nosotros desde los orígenes de las primeras tribus humanas– es su universalidad. Parisienses y cameruneses, mayores de edad y niños, todos parecen emocionarse con tonos y tiempos parecidos. No me digan que no resulta increíble que unos y otros coincidan en hurgar en cierta armonía, en un acorde, fruto de darle a una octava, mientras interpretan como discordia, o en todo caso como una señal de tristeza, una melodía demasiado lenta.
Lo único que conocemos de la música es su universalidad… y que se trata de un evento social. Yo no conozco nada que pueda mantener unido a un colectivo durante tanto tiempo; tal vez la religión o el credo político. Ahora bien, lo curioso es que tanto la religión como la política van a menos, mientras las melodías van a más.
Justamente, quizá sea esta falta de utilidad concreta de la música lo que la hace tan querida por todo el mundo. El lenguaje parecería seguirla en cantidad de devotos, aunque por razones muy distintas: todas las personas se precian de poder hablar y transmitir un pensamiento a los demás. A los neurólogos del futuro les corresponde detectar si la diferencia entre el lenguaje musical y el hablado es tan grande como parece: el primero no parece transmitir gran cosa, mientras que el segundo tiene utilidades: entenderse, concentrarse y encaminarse a la consecución de un objetivo determinado.
¿Pero y si las diferencias no fueran tan nítidas? En los laboratorios se está demostrando con simios y humanos que los recuerdos son mucho más frágiles de lo que se pensaba; la gente tiende a tergiversarlos con una facilidad extrema y a decir ‘Diego’ donde dijo ‘digo’. Además, resulta que los procesos cognitivos del cerebro son tan complicados que ahora sabemos a ciencia cierta que el inconsciente decide por nosotros unas milésimas de segundo antes de que nosotros resolvamos, de forma consciente, comer o no hacerlo, ir a la derecha o a la izquierda, olvidar una idea o recordarla.
¿Y si resultara que la música hubiera precedido al lenguaje, pero que este último hubiera conservado la herencia genética de la primera? Y que ni una ni otro sirven para gran cosa. Desde luego, cada vez está más claro que más y más gente se arrima a la música, mientras que aumenta continuamente el número de los que desconfían del lenguaje. Yo siempre digo que un idioma no sirve para entenderse –eso hay que dejárselo al cuerpo y al movimiento–, sino para engañarnos unos a otros; para hacer creer a los demás lo que queremos que crean.
Algún científico por ahí en el mundo me intentaba convencer de que, al contrario de lo que decía el filósofo griego Platón, el pensamiento no era lo más importante, sino el movimiento. Que el cuerpo había conseguido tales argucias y adelantos que el lenguaje o el pensamiento solo se necesitaban para poder acompasarlos, para instrumentarlos. ¿Se han parado a pensar mis lectores en lo inverosímil que resulta –por favor, que me corrijan los matemáticos– la teoría del equilibrio de los animales bípedos, como nosotros? Ni Dios sabe todavía qué es lo que nos permite andar con solo dos piernas sin perder el equilibrio, teniendo que sortear –como nos toca hacer– tantos vericuetos y curvas enrevesadas.
Ya no digamos lo que hacen algunos músicos con el juego mágico de sus dedos interpretando al piano una de las piezas de Mozart. ¿Se han fijado en cómo mueven de memoria sus dedos sin que les tiemble el pulso y respetando siempre la melodía que nos embelesa? A lo mejor lo único que importa es, justamente, lo que nos embelesa: sentir que formamos parte de la manada, empatizar con los demás. A lo mejor la música sirve para algo y el resto, para casi nada.
- See more at: http://www.eduardpunset.es/19955/general/la-musica-sirve-para-algo-y-el-resto-para-casi-nada#sthash.XPMdknEl.dpuf


*EL SENTIDO DE LA MÚSICA (del programa de TV "REDES") por PUNSET, El sentido de la música

* "El cerebro musical"- Sting, el cerebro musical


                                                         ........................

 UNA DOCENA DE RAZONES POR LAS QUE LOS NIÑOS DEBERÍAN ESTUDIAR MÚSICA; artículo de Eduard Ruano(6/05/2013) .
Entre las actividades extraescolares más clásicas destaca, además de los deportes, la música. Generaciones de niños han pasado por escuelas de música y conservatorios para ocupar sus tardes aprendiendo a tocar un instrumento. Se trata de una actividad que compagina su vertiente más lúdica con unos estudios paralelos a la tarea escolar, que generalmente se añaden a los deberes ordinarios, por lo que requiere de grandes dosis de motivación (de los niños que deben aplicarse a ello y de los padres y madres que han de apoyarles). Esta carga extra puede provocar reticencia y rechazo tanto de unos como de otros.
Pero las ventajas de emprender estudios musicales son muchas más que los inconvenientes:

1. Desarrollo de la psicomotricidad

Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.

2. Competencias en idiomas

Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.

3. Pensamiento lógico

Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.

4. Pensamiento múltiple

Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.

5. Sensibilidad artística

Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.

6. Capacidad de autoescucha y reflexión

Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.

7. Empatía y habilidades sociales

Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.

8. Educación en valores

Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.

9. Autoestima

Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.

10. Serán más responsables y cuidadosos

A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.

11. La casa será más alegre

Vale, un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).

12. Queda muy bien en las celebraciones familiares

La escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores babeando de verlo. Entrañable.
En definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?


No hay comentarios:

Publicar un comentario