LOS BENEFICIOS DE ESTUDIAR MÚSICA
Desde que el Blog Rincoanda empezó su andadura, en diversas ocasiones hemos dedicado una entrada a hablar de lo beneficiosa que es la música para el ser humano.
Hoy les dejo distintos enlaces que hablan de esos beneficios.
- Aprender a tocar un instrumento de pequeño ayuda a mejorar nuestra funciones ejecutivas. Hospital Infantil de Boston
- La habilidad rítmica está relacionada con el lenguaje. Northwestern University
- Puede combatir el déficit de atención. Universidad de Graz
- Mejora la memoria a largo plazo. Universidad de Texas en Arlington
- Cura el tinnitus (molesto pitido continuo relacionado con la pérdida de audición), o al menos lo mejora. Universidad de Münster.
- La música puede varias profundamente el cerebro. Este artículo lo puedes leer en:
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110817/54201280756/la-musica-puede-variar-profundamente-el-cerebro.html
7. Recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo. Este artículo lo puedes leer en:
http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2012/07/22/210862.php
8. La música provoca respuestas intensas en enfermos de Alzheimer.Este artículo lo puedes leer en:
http://www.consumer.es/web/es/salud/prevencion/2011/05/30/200880.php
9* CINCO BENEFICIOS DE APRENDER MÚSICA,Suzuki
Autor: Eduard Punset 17 marzo 2013," LA MÚSICA SIRVE PARA ALGO Y EL RESTO, PARA CASI NADA".
Es fantástico que la ciencia empiece a estudiar la raigambre social de la música. ¿Hay algo que se pegue más que una buena melodía? Lo único que sabemos a ciencia cierta de ella –y ha estado con nosotros desde los orígenes de las primeras tribus humanas– es su universalidad. Parisienses y cameruneses, mayores de edad y niños, todos parecen emocionarse con tonos y tiempos parecidos. No me digan que no resulta increíble que unos y otros coincidan en hurgar en cierta armonía, en un acorde, fruto de darle a una octava, mientras interpretan como discordia, o en todo caso como una señal de tristeza, una melodía demasiado lenta.
Lo único que conocemos de la música es su universalidad… y que se trata de un evento social. Yo no conozco nada que pueda mantener unido a un colectivo durante tanto tiempo; tal vez la religión o el credo político. Ahora bien, lo curioso es que tanto la religión como la política van a menos, mientras las melodías van a más.
Justamente, quizá sea esta falta de utilidad concreta de la música lo que la hace tan querida por todo el mundo. El lenguaje parecería seguirla en cantidad de devotos, aunque por razones muy distintas: todas las personas se precian de poder hablar y transmitir un pensamiento a los demás. A los neurólogos del futuro les corresponde detectar si la diferencia entre el lenguaje musical y el hablado es tan grande como parece: el primero no parece transmitir gran cosa, mientras que el segundo tiene utilidades: entenderse, concentrarse y encaminarse a la consecución de un objetivo determinado.
¿Pero y si las diferencias no fueran tan nítidas? En los laboratorios se está demostrando con simios y humanos que los recuerdos son mucho más frágiles de lo que se pensaba; la gente tiende a tergiversarlos con una facilidad extrema y a decir ‘Diego’ donde dijo ‘digo’. Además, resulta que los procesos cognitivos del cerebro son tan complicados que ahora sabemos a ciencia cierta que el inconsciente decide por nosotros unas milésimas de segundo antes de que nosotros resolvamos, de forma consciente, comer o no hacerlo, ir a la derecha o a la izquierda, olvidar una idea o recordarla.
¿Y si resultara que la música hubiera precedido al lenguaje, pero que este último hubiera conservado la herencia genética de la primera? Y que ni una ni otro sirven para gran cosa. Desde luego, cada vez está más claro que más y más gente se arrima a la música, mientras que aumenta continuamente el número de los que desconfían del lenguaje. Yo siempre digo que un idioma no sirve para entenderse –eso hay que dejárselo al cuerpo y al movimiento–, sino para engañarnos unos a otros; para hacer creer a los demás lo que queremos que crean.
Algún científico por ahí en el mundo me intentaba convencer de que, al contrario de lo que decía el filósofo griego Platón, el pensamiento no era lo más importante, sino el movimiento. Que el cuerpo había conseguido tales argucias y adelantos que el lenguaje o el pensamiento solo se necesitaban para poder acompasarlos, para instrumentarlos. ¿Se han parado a pensar mis lectores en lo inverosímil que resulta –por favor, que me corrijan los matemáticos– la teoría del equilibrio de los animales bípedos, como nosotros? Ni Dios sabe todavía qué es lo que nos permite andar con solo dos piernas sin perder el equilibrio, teniendo que sortear –como nos toca hacer– tantos vericuetos y curvas enrevesadas.
Ya no digamos lo que hacen algunos músicos con el juego mágico de sus dedos interpretando al piano una de las piezas de Mozart. ¿Se han fijado en cómo mueven de memoria sus dedos sin que les tiemble el pulso y respetando siempre la melodía que nos embelesa? A lo mejor lo único que importa es, justamente, lo que nos embelesa: sentir que formamos parte de la manada, empatizar con los demás. A lo mejor la música sirve para algo y el resto, para casi nada.
*EL SENTIDO DE LA MÚSICA (del programa de TV "REDES") por PUNSET, El sentido de la música
* "El cerebro musical"- Sting, el cerebro musical
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UNA DOCENA DE RAZONES POR LAS QUE LOS NIÑOS DEBERÍAN ESTUDIAR MÚSICA; artículo de Eduard Ruano(6/05/2013) .
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