CONTEXTO HISTÓRICO
Europa durante del cambio de siglo
Europa entera entró en el siglo XX en plena euforia de optimismo, llena de esperanzas para el futuro. Las tensiones internacionales estaban en un momento relativamente calmado, reinando la paz desde 1871, año en que se finalizó la guerra franco-prusiana. Hacia 1900, el mundo occidental se encontró en un crecimiento enorme, de proporciones desconocidas hasta aquel momento. La humanidad parecía estar encaminándose hacia la búsqueda de una existencia mejor y un nivel de vida más equitativo.
Los últimos descubrimientos científicos y técnicos trajeron consigo un mayor control sobre los recursos que ofrecía la tierra, permitiendo un nivel de comodidades materiales que hubiesen resultado impensables algunos años antes. Los progresos científicos y sus avances estuvieron acompañados de inventos como el teléfono, la luz eléctrica, los dibujos animados, los rayos X, así como de nuevos logros dentro de la ingeniería ( por ejemplo, el canal de Suez). Los avances médicos produjeron mejoras en las técnicas quirúrgicas y un mayor control sobre las enfermedades infecciosas. La humanidad, apoyada en estos avances, finalmente parecía capaz de solventar todos sus problemas materiales y sociales.
Algunas de las condiciones necesarias para alcanzar esa etapa de prosperidad fueron:
-La existencia de una estabilidad política y social absoluta.
- Se encasilló a cada persona en una posición determinada, dentro de un orden social fijo, limitando la posibilidad de cualquier avance individual.
-El pensamiento creativo fue duramente perseguido. Cuanto más radical era su naturaleza, más rápidamente era suprimido. Durante esta época, los artistas y pensadores más progresistas veían la vida como algo demasiado predecible y aburrido.
La reacción que provocó esta situación de movilidad personal tan limitada fue que:
- Los individualismos extremos, junto con las revueltas en contra del poder del sistema existente, se convirtieron en el punto de encuentro para el pequeño grupo de libre pensadores determinados a exponer las mentiras que se escondían bajo la superficie de todo aquello que se consideraba bien hecho.
- La ciencia contribuyó a ese derrumbamiento al poner en tela de juicio la vieja creencia en la existencia de un universo predecible y mecánico, como lo demuestra: los principios cuánticos de la mecánica y la teoría de la relatividad de Einstein.
-En todas las áreas de la actividad artística, los trabajos innovadores atacaron a los viejos principios establecidos, pertenecientes a un pasado desacreditado.
Sin embargo, La Primera Guerra Mundial marcó el final de todo este optimismo. Sus efectos fueron devastadores, trayendo consigo destrucción y miseria humana, desconocidas hasta entonces historia de la humanidad. Para la mayoría, resultaba imposible pensar que este tipo de desastres pudieran haberse producido en el marco de las modernas naciones civilizadas. Sin embargo, aunque actualmente se continúa discutiendo las causas que condujeron a esa guerra, parece evidente que las semillas del conflicto fueron plantadas mucho antes de que estallaran las hostilidades en 1914. Por otra parte, durante los apacibles y prósperos días de finales del siglo XIX se produjeron una serie de signos de insatisfacción personal y de agitación social que ayudarían a destruir el tipo de vida existente.
LA MÚSICA EN EL CAMBIO DE SIGLO
-En la música, la caída de la tonalidad tradicional trajo consigo nuevos principios de organización que tuvieron una correspondencia con lo que se estaba dando en el resto de las artes. Metafóricamente, El derrumbamiento de la tonalidad fue uno de los síntomas del intento de fijar las bases para una nueva forma de vida destruyendo los principios de la vieja. Para muchos, esos viejos principios representaban los dictados absolutos e inviolables del “natural” orden musical, equiparable al sistema de privilegios y regulaciones sobre el que la vida política y social del siglo XIX habían descansado. Esa caída hizo posible un estado, aparentemente ilimitado, de posibilidades que anteriormente hubieran resultado inimaginables. Los compositores comenzaron a investigar en áreas desconocidas del pensamiento musical. La mayor parte de la música del período precedente a la primera guerra mundial, evidencia un aspecto “experimental” muy marcado. Cada compositor debía llevar a cabo unas opciones nuevas y fundamentales, o mejor dicho, debía ser cada composición musical la que descubriera nuevas formas. Puesto que la nueva música también retuvo, salvo en algunas excepciones, la estética de la expresión personal heredada del siglo anterior, la música de los primeros años del siglo XX debería, quizá, ser entendida como el suspiro final del Romanticismo que se dio en la última fase del siglo XIX.
A finales del siglo XIX, París era el centro cultural de Europa. Las artes florecían en la capital francesa donde existía, desde hacía medio siglo, una tradición vanguardista sólidamente establecida, que ejercería un impacto considerable en la evolución del arte moderno. Los poetas simbolistas Mallarmé, Verlaine y Rimbaud, así como los pintores postimpresionistas Gauguin, Seurat y Cézanne, derribaron completamente los principales principios del Realismo del siglo XIX, por lo que hacia el cambio de siglo, Francia estaba ya situada en la era de una nueva época artística.
La llegada del siglo XX supuso un cambio profundo en el lenguaje de las artes y de la música. La primera ruptura, el primer cambio en los lenguajes musicales del siglo XX, surge con el impresionismo, que originariamente fue un movimiento pictórico creado por pintores como Monet, Manet, Degas y Renoir. De la misma manera que estos pintores cuestionaron el concepto anterior de línea para potenciar las texturas, los colores y la luz, los músicos impresionistas cuestionan el valor de la línea melódica para potenciar las texturas armónicas, los timbres y las dinámicas.
El Impresionismo musical surgió hacia 1882 y se desarrolló principalmente en Francia, cuando algunos músicos sintieron que el romanticismo había agotado todas las posibilidades de expresión y, al mismo tiempo, deseaban probar nuevas combinaciones de instrumentos para lograr una mayor riqueza tímbrica. Experimentar con el timbre es el factor más importante de la música impresionista. De esta manera se consiguen efectos, impresiones, nunca antes vistos en la música. Algo similar ocurre en la pintura impresionista: mediante pequeñas pinceladas de color se crean las pinturas.
En Francia, el Impresionismo lo encabezó Claude DEBUSSY, que se vio influenciado por los pintores impresionistas franceses y por la poesía de Verlaine, Baudelaire y Mallarmé. Este músico utilizó la escala de tonos enteros, recurrió a los intervalos de cuartas y quinta paralelas...
Desde mediados del s. XIX, el sistema en el que se estaba componiendo se va agotando, en gran medida por todas las licencias que se van introduciendo y Debussy es una de las piezas claves en la revolución y la apertura a nuevas formas y sistemas compositivos que la música occidental va a vivir a lo largo del s. XX. El será el gran creador de "atmósferas" en música.
Debussy frente a la corriente alemana que aboga por el predominio de la estructura y del sistema diatónico, va a dar valor a elementos hasta ahora considerados secundarios como la intensidad, el timbre o la textura. Para renovar su lenguaje mira hacia:
- La fuente de inspiración está en la Naturaleza.
- Desaparición de la melodía lineal para dar paso a masas sonoras de acordes de gran efecto auditivo.
- Ruptura con la armonía tradicional. Lo que importa es el colorido o sonoridad de cada acorde con independencia de las disonancias que estos puedan llegar a crear con sus choques con los demás acordes.
- Colorido orquestal brillante y sensible.
- Se crea una atmósfera sonora basada en "impresiones" auditivas.
- Predilección por títulos poéticos.
- Las formas utilizadas fueron: sinfonía, poema sinfónico, obertura, rondó, romanza, variaciones sinfónicas, suite, sonata o preludios. Aunque siempre con la indefinición y subjetividad característica del impresionismo dejando a los oyentes libertad para captar nuevas sensaciones. También se destaca la utilización de formas libres (con unos instrumentos concretos y escalas determinadas) para imitar a los fenómenos naturales como el sonido del mar, el viento, la lluvia, etc.
La obra está basada en un poema bucólico de su amigo Stéphane Mallarmé, que también fue ilustrado por el pintor impresionista Manet. En 1912, el bailarín ruso Vaslav Nijinski, con el patrocinio del empresario de ballets, Serguéi Diáguilev, lo coreografió e interpretó por primera vez en versión para ballet.
Claude Debussy (1862-1918), Nacido cerca de París, estudio en el Conservatorio de dicha ciudad y, aunque considerado como un alumno algo “difícil”, ganó el codiciado Prix de Rome en 1884 con su cantata L’Enfant prodigue. Durante la década de 1880, sus obras se interpretaron con frecuencia y se le empezó a valorar como compositor. Los trabajos de juventud revelan la influencia de Chabrier y Fauré, especialmente de este último, el cual ofreció al joven compositor un precedente para su investigación acerca de una nueva aproximación a la tonalidad que, aunque esencialmente diatónica, estaría libre de las constricciones del sistema funcional tradicional. Su interés por la música rusa, particularmente la de Mussorgsky, revela algo parecido.
En las canciones Cinq poèmes de Baudelaire (1889) y el Cuarteto de cuerda en Sol menor (1893) se utilizan una serie de combinaciones modales totalmente innovadoras en conjunción con las progresiones armónicas más típicas, pudiéndose hablar de obras impresionistas.
Uno de los aspectos más interesantes de su desarrollo musical fue su interés por extender los recursos composicionales tradicionales por medio de la importación de ideas y técnicas pertenecientes a tradiciones distantes tanto temporal (como en el caso de los modos medievales) como geográficamente (como en la música “gamelán” de la isla de Java).
La música de Wagner, hacia el que Debussy profesó sentimientos totalmente ambivalentes, también ocupó un lugar importante en la formación de su personalidad composicional. En lugar del complejo y enormemente desarrollado sistema de referencias musicales explícitas de Wagner, Debussy favoreció una evocación poética de los sentimientos más generalizada, una evocación de las impresiones, de la atmósfera de los paisajes: “una interpretación emocional de lo que es invisible en la naturaleza. Esta actitud se refleja en al primera de las grandes obras orquestales pertenecientes a su época madura: Preludio a la siesta de un fauno (1894), Tres nocturnos (1900), la ópera Pelléas y Mélisande (1893-1902) y el poema orquestal La mer (1905).
La ópera, claramente impresionista, Peleas y Melisanda, basada en la obra teatral del mismo nombre del poeta belga Maurice de Maeterlinck, data de 1902 y le otorgó a Debussy el reconocimiento como músico de prestigio. La forma en que la partitura realzó la cualidad abstracta y ensoñadora de la obra original de Maeterlinck fue extraordinaria, así como el tratamiento de la melodía, que, en manos del compositor, se convirtió en una extensión o duplicación del ritmo. Considerada por los críticos como una fusión perfecta entre la música y el drama, se ha llevado a escena en numerosas ocasiones.
The Children Corner (El rincón de los niños),bonitas piezas de piano que Claude Debussy compuso a partir de 1906 para su hija Claude-Emma (tenía entonces unos tres años) a la que cariñosamente llamaban Chouchou.
Debussy se inspiró en una antigua leyenda de origen celta (que narra la historia de una bellísima ciudad, de nombre Ys, sumergida en las gélidas aguas del Mar del Norte) para componer la "Catedral Sumergida", un preludio para piano perteneciente al primero de los dos libros de Preludios, compuestos entre 1909 y 1913, integrados cada uno de ellos por 12 Preludios, ejemplo de la mejor música escrita para piano de Debussy y homenaje del compositor a Chopin y a sus Preludios, pero en este caso con un objetivo muy diferente al del compositor polaco. Para Debussy cada preludio va a ser una evocación destinada a crear una atmósfera, destinada a crear en el oyente un estado propicio para identificarse con el tema elegido.,
Cuenta la leyenda que se trataba de la ciudad más bella del mundo, rica en comercio y en cultivo de las artes, a la cual un enorme dique, con una única puerta de bronce cuya llave estaba en poder del rey, protegía de las mareas altas. Dahut, la hija del rey, un ser egoísta, carente de virtud y piedad, en un día de tormenta e incitada por su amado, roba la llave al rey para abrir la gran puerta del dique y, de esta forma, la ciudad quedó sumergida entre las aguas.
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