15 de marzo de 2019

MÚSICA EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS:"BRUNDIBÁR"



  Por increíble que parezca, en los terroríficos campos de concentración nazis se hizo música y se escuchó música. Películas como Playing for Time (Playing for time) de Daniel Moon (1980), El Pianista (El pianistade Roman Polanski (2002) o Memorias de Ana Frank (2009) de Alberto Negrin, plasman esa realidad.
  Desde que se establecieron los primeros campos  de concentración en 1933, además de los programas de radio o los discos de vinilo que sonaban por los enormes altavoces instalados en los campos, los guardias ordenaban a los prisioneros que cantaran mientras marchaban, trabajaban o eran castigados. Lo hacían con el fin de humillar, disciplinar y burlarse de los reclusos. El repertorio  incluía marchas de las SS, canciones folklóricas,... Por ejemplo, en 1933, en el campo de Börgemoor, se organizó  un evento que incluía música ( se estrenó la canción Los soldados de la turbera, Moorsoldatenlied), humor y arte con el fin de animar a los presos. Sin embargo, cuando la música estaba ligada a algún hecho político u otro contenido prohibido, que era ilegal, solo se podía tocar secretamente.  En esos momentos había pocos grupos instrumentales y los músicos profesionales eran excepción, aunque los coros eran frecuentes.
  Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cada vez llegan más prisioneros de diversos países y clases sociales a los campos de concentración, entre los cuales había un mayor porcentaje de intelectuales, artistas y músicos profesionales. La vida musical de los campos crece ( al igual que los antiguos campos son reemplazados, surgiendo otros más grandes) y aparecen las orquestas. En Auschwitz, por ejemplo, hubo una banda compuesta por 120 músicos, y una orquesta sinfónica de 80. Su repertorio era  variado: marchas, música de salón, fragmentos de ópera y de música clásica, etc y dependía de las preferencias de las SS.
  Las actividades musicales alcanzaron su máximo esplendor a partir de 1942-43, cuando un sistema de beneficios posibilitó conseguir instrumentos y partituras del exterior, crear canciones u otras composiciones para el campo, dar conciertos, organizar funciones de teatro o de cabaret,...
    Algunos músicos compusieron obras por iniciativa propia, para sí mismos y para sus compañeros reclusos. En este caso, la música era un medio para mantener  viva sus señas de identidad y tradiciones, y  resistir psicológicamente las duras condiciones de vida del campo (hambre, frío, trabajos duros, miedo,...) .Por otra parte, los músicos gozaron de un status especial que les daba cierta protección frente a actos arbitrarios y también privilegios esenciales para sobrevivir: tareas menos duras, mejor vestimenta, mayores raciones de comida, etc.

   Por último, señalar que durante las inspecciones de los campos de concentración (por ejemplo, la visita de la Cruz Roja), los comandantes exhibían a los conjuntos musicales como prueba de lo correcta que era la vida en ese lugar, aunque la realidad fuera bien distinta.

VÍDEOS:

 Rescatan música compuesta en los campos de concentración nazis

 El clarinetista de Mauthausen


     â€˜Brundibár’: cuando el horror era un juego de niños
   (Foto tomada de "EL PAÍS", abril,2016)


  BRUNDIBÁR (1938)

Brundibár  (El Abejorro) es una breve ópera (dura unos cuarenta minutos) escrita para niños, que fue compuesta por Hans KRÁSA con libreto de Adolf HOFFMEISTER en 1938 para una competencia de ópera infantil.
  Se estrenó en la Praga ocupada por los alemanes en 1941 (sin la presencia de su autor que ya había sido deportado), y fue interpretada por niños en el orfanato judío de la calle Belgicka. Se representó en el comedor del edificio, y al no contar con espacio ni recursos para la orquesta, solo tres músicos intervinieron, tocando el piano, el violín y la batería. También se representaría una vez más, en 1942, antes de que comenzaran los traslados masivos de los judíos de Bohemia y Moravia hacia Theresienstadt.

                                                                        â€˜Brundibár’: cuando el horror era un juego de niños


  En 1943, la partitura de esta ópera se introdujo de contrabando en el campo de concentración, donde Krása volvió a orquestarla para los instrumentistas que estaban disponibles allí. El estreno de la versión en Terezín tuvo lugar el 23 de septiembre de 1943 en el hall de las barracas de Magdeburg.

  Theresienstadt (Terezín) fue promovido como un paraíso para los judíos, un balneario de lujo...algunos reclusos consiguieron infiltrar sus instrumentos en el campo y lograron dar algunos conciertos. Lo hacían en secreto, hasta que en 1942, el nazismo entendió el potencial propagandístico que tenía esta actividad musical de los judíos. Arte y Cultura acabaron convirtiéndose en otros de los lujos característicos de Terezín, reconocido por su humanidad y espiritualidad
De esta manera,  los nazis, conscientes del potencial propagandístico de esta iniciativa artística, organizaron una nueva puesta en escena de Brundibár para la película de propaganda nazi Theresienstadt-eine Dokumentarfilm aus den jüdische Siedlungsgebiet dirigida por K. Gerron. La misma actuación se llevó a cabo cuando la Cruz Roja Internacional inspeccionó Terezín en septiembre de 1944. Esa fue la última de las 55 representaciones en el gueto de Terezín. Dos semanas más tarde, comenzaron los traslados de los artistas hacia Auschwitz y otros destinos del Este.

  Brundibár fue popular en el gueto por tres razones principales: 
  - Los reclusos podían ver a los niños disfrutar de una experiencia teatral.
  - La naturaleza alegórica de la historia de victoria ante un tirano podía extrapolarse a la situación vivida por los judíos. 
  - La música era accesible, placentera y memorable.
  No se ha encontrado ninguna puesta en escena de Brundibár desde 1944 hasta 1975. En 1975, en EEUU, J. Karas (una violinista checa, nacida en Polonía, pero que vivió en EEUU) consigue que se estrene allí esta ópera; dos años después también lo hará en Canadá y en 1985 en Alemania.
  En 1995  la organización Juventudes Musicales de Alemania estableció el Proyecto Brundibár. Se trata de una iniciativa intergeneracional que involucra a personas que actuaron o eran el público de las representaciones de esta ópera en el campo de concentración. A partir de 1999, el proyecto generó cientos de representaciones de la ópera en Alemania y en Europa Oriental y otra gran cantidad de funciones en EEUU, en el Reino Unido y muchos otros lugares.



                     BRUNDIBÁR
                     



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